miércoles

La rebeldía normatizada, lo anormal como nueva utopía y el Scioli que todos llevamos adentro. II



Si usted está aquí doy por sentado que ha decidido seguir con este texto y quizás se encuentre entre aquellos que “lo normal” no le termina de dar en su talla.

Días pasados conversaba con una compañero sobre las preocupaciones que todavía me acompañan en relación a la posibilidad que uno termine siendo algo o mucho de lo que criticó toda la vida. Sin dar nombres, ni lugares ni circunstancias recuerdo que en mis comienzos laborales (sobre todo) observaba a más de uno y me decía: ¡ojalá que no termine así!!

Si usted posible lector me conoce y sabe de las macanas que me he mandado durante los últimos tiempos podrá decir con mucho atino que ¡ya es demasiado tarde!. Punto para usted.

No es que le esquive al tema sino que me interesa pararme en otro lugar donde quizás también este contenido este aspecto. Así que querido lector (conocido) puede armar su lista de yerros tranquilo que quizás me ayude a mirar mis propias miserias.

No es desde un punto de vista moral que me interese analizar estos temas. No solo porque quedaré irremediablemente mal parado sino porque creo que las cosas son un poco más complejas. Creo que el propio sistema en el que vivimos posee sus propias dinámicas que van moldeando a los individuos como un trabajo silencioso del cual es muy difícil escapar si se quiere el término. No son pocos los que piensan que ver al sistema como un gigante malo que hace y deshace a gusto a vida de todos es de un reduccionismo precario y que además este planteo encierra una subestimación hacia los individuos que serían solo una especie de títeres manejados por otros.



Por mi parte me inclino a pensar en un sistema como un gran entramado de vinculaciones y significados que le van dando sentido a la realidad y al lugar que uno ocupa en el mismo. Dentro de contextos de dominación social con lógicas determinadas,  intereses determinados y sus estrategias al respecto. Simplón y corto lo mío pero a lo mejor me sirve.

Lo que estoy tratando de decir es que  todos cumplimos un rol dentro del sistema. Tanto el operario de fabrica como el que se desempeña como docente. En este sentido técnicamente somos “funcionales” al sistema en que vivimos para que este pueda funcionar.. (acá si se empezó a sentir incomodo señor lector aguante un ratito más antes de dejar el texto). Está claro que hacer que el sistema funcione no significa apoyar sus aspectos injustos y ser funcionales a ese aspecto. Está claro. ……¿Esta claro?...porque si nosotros mismo somos parte del sistema y el sistema son las personas que lo conforman ya que no es una entelequia. Me parece. ¿Cómo podemos tener en claro que cosas y de qué forma no somos reproductores de ese sistema si somos parte del mismo?

Si usted apreciado lector es de los que piensan que ya bastante hace resistiéndose a las injusticias del sistema, a las políticas actuales en su lugar de trabajo y en la vida misma, con su militancia y su rebeldía como para que alguien que seguramente no tiene autoridad ni los pergaminos suficientes le venga a sugerirle que quizás este ayudando a reproducirlo………Tiene razón. Sepa disculpar mi atrevimiento. Dejemos las cosas ahí, dejé el texto si prefiere y mantengamos la relación en buenos términos. 

¡Ta jodida la cosa como para que terminemos enojados entre nosotros!

¡Hasta otro momento  gracias por su visita!


Si en cambio a pesar de todo decide seguir con el texto por favor haga un click en el botón correspondiente.





Aclaración: Si a esta altura ya está pensando que esto es todo una boludez puede planteármelo en el siguiente e-mail con toda sinceridad. Me servirá por un lado para tener una percepción más real de lo que escribo; y por otro lado servirá para mi base de datos la cual podré vender a cualquier empresa ya que pagan bastante bien por los mismos.

rihernandezju@yahoo.com.ar